Ainoa Tercero / Columna de opinión
Las Escuelas Oficiales de Idiomas son centros dependientes de las Consejerías de Educación de las distintas Comunidades Autónomas y están enmarcadas dentro de los centros de régimen especial. En España conforman una red de lugares de enseñanza públicos, que imparten distintos idiomas para fomentar, por un lado, la cultura lingüística entre los estudiantes de la Región, mediante el apoyo al plurilingüismo en el Sistema Educativo, donde se otorga prioridad a los alumnos que pueden aprender un idioma distinto al cursado en los estudios ordinarios, y por otro, aumentando la formación del profesorado en la actualización lingüística, de las personas adultas y de los colectivos profesionales.
Como vemos, una manera eficaz y barata de adentrarnos en una nueva lengua y la cultura que ésta implica. Hasta ahí todo perfecto. Sin embargo, ahora existe un problema para unos, que buscan ampliar sus conocimientos acudiendo a las clases que se imparten, y un beneficio económico para otros, las Comunidades Autónomas que las coordinan.
Anteriormente, nos encontrábamos frente a un tipo de enseñanza pública en la que se necesitaba superar cinco cursos para obtener un certificado de aptitud en las diferentes lenguas. Ahora, los alumnos tienen que enfrentarse a un curso más ya que, se sostiene que no salen de la escuela lo suficientemente preparados como para manejar la lengua con un nivel de fluidez alto. El hecho de tener que realizar un año más, cabrea a muchos, pero la mayoría lo entiende; se trata de conseguir una mejor preparación.
Como vemos, si las cosas fueran así, todo seguiría igual, salvo por el nuevo curso. El problema se presenta cuando vemos que con este año añadido, los estudiantes no van a obtener el mismo nivel en currículum que conseguían con el método antíguo. Esto ya es un problema, pero no es el más grave. Lo realmente desastroso y que actúa como amenaza a la enseñanza pública es que para obtener el nivel del que hablamos, los alumnos tienen que acudir a una escuela privada ya que, las E.O.I. no lo ofertarán.
Nos encontramos en el icerberg de la cuestión, por un lado, desde las fuerzas políticas intentan que creamos que defienen la enseñanza pública, pero por otro, vemos como su hipocresía es real ya que, si algunos centros de idiomas podían colgarse la medalla de ser públicos, eran estas escuelas. Su funcionamiento parecía correcto hasta que ha llegado la privatización.
Para aprobar el último nivel de las mismas será necesario apuntarse a escuelas privadas, pero ¿qué pasa con los idiomas minoritarios como el euskera o el catalán, para los cuales no hay escuelas?. En estos momentos, la única solución, que queda para las personas que estudian estas lenguas en Comunidades Autónomas distintas a su lugar de origen, es trasladarse a dichos lugares para continuar con su formación.
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